lunes, 12 de abril de 2010

EXPOSICIÓN DE ANTONIO DE DIEGO ARIAS EN MECA





ANTONIO DE DIEGO ARIAS

INAUGURACIÓN, VIERNES 16 DE ABRIL DE 2010MECA, Mediterráneo Centro Artístico
Plaza Bendicho 1, Almería




FUERA DE COBERTURA

No soy crítico de arte, soy historiador y como tal y a diferencia de los profesionales del juicio artístico, no poseo el conocimiento ni, por tanto, la preparación suficiente para situar al autor y su obra dentro de corrientes formales o estéticas, evoluciones, semejanzas, diferencias o aprendizajes de escuelas o de otros autores. Por otro lado, tengo la sensación de que todo esto a Antonio le trae bastante sin cuidado porque su obra –un profundo trabajo de investigación- va mucho más allá.

Prisionero de mi profesión, les voy a contar una breve historia: la historia que cuenta Antonio, ahora, la que contemplan en MECA, que es la misma historia en la que viene buceando, interpretando, desde hace más de veinte años, que es el hilo conductor y da plena coherencia a su trabajo por encima de la técnica, los materiales y los soportes que utilice. Antonio basa toda su obra en el discurso, busca en todo momento comunicar para gritar -comenzando por dar un sopapo sonoro al espectador con la utilización de colores y materiales contundentes- que el mundo es comunicación, que la vida es comunicación, que la historia se resume en el complejo transcurrir y entretejer humano de encuentros y desencuentros.

C’era una volta..., Once upon a time..., Il était une fois, así nos llama la atención Antonio sobre su obra, como desde la noche de los tiempos se ha comunicado el ser humano y a partir de cuyo enunciado todo el mundo guardaba silencio, érase una vez... el hombre asombrado por su entorno quien, muy probablemente, antes de empezar a poner nombres a las cosas ya había dibujado aquella bola de fuego que sabía en qué modo determinaba su existencia, y pintó una espiral, el símbolo del poder máximo, del principio y fin de la vida; y cuando pasó el tiempo y la espiral llegó al Mediterráneo se convirtió en el laberinto, el desconocido, peligroso e intrincado camino (que no es otra cosa que el recorrido vital) que debe seguir el ser humano para obtener el conocimiento. Y como el hombre necesitaba comunicar a otros hombres sus habilidades, sus triunfos derrotando minotauros, sus inquietudes, sus miedos y sus relaciones con lo divino, buscó crear un lenguaje común que diera existencia a una comunidad de hombres muy diversos entre sí, y entonces los fenicios inventaron el abecedario y lo hicieron primero mediterráneo y comercial y religioso. Con él se quedaron los griegos que lo pasearon por el mundo conocido haciendo pensar a todo hombre que se asomaba a las orillas del Mar Blanco, como llamaron los turcos al Mediterráneo recogiendo la vieja tradición china para denominar los puntos cardinales. Pero sólo con Roma se consigue crear un lenguaje universal de comunicación: Norte, Sur, Este y Oeste se ven unidos por innumerables líneas de enlace, como infinitas calzadas que a modo de cuerdas se entrelazan formando uniones, complicidades, puntos de encuentro. Resulta paradójico que aquel hombre que sentía pánico y respeto al mirar al cielo, que se sintiera un día tan sólo, haya sido capaz de crear muchas redes de comunicación, tantas formas de diálogo y de contacto que puede llegar a constituir islas de soledad, mundos aparte, que convierte las redes en verjas degenerando en auténticos muros de incomprensión.

El Antonio de Diego mesetario se hizo Mediterráneo a fuerza de absorber y comprender el sentido profundo del ser romano, pero añadió a ello la pasión de lo andaluz cuando arrastrado por el fatum del amor se subió -otra vez- a una colina de Almería para dialogar en el desierto con otros hombres y mirar muy despacio al cielo buscando lazos, espirales, huellas, materiales, cuerdas y nudos...

Antonio genera su propia moraleja: una metáfora de la vida, de muchas vidas, de nuestras propias vidas, cuando las ganas de comunicar, de decir, de buscar, de encontrar y tener al otro, nos sorprenden tantas veces en mundos aparte, como metidos en cajas y cerrados con llave, tontamente fuera de cobertura.

Fernando García Sanz. Historiador



Espacios de libertad, espacios de reclusión: inflexión, disolución, devenir, transitar de búsquedas, encuentros, deseos, ausencias.

...un punto de contacto, una llave, una posibilidad, una dialéctica dentro fuera en donde esencia y existencia son llamadas como el “ eco “ de una campana en la inmensidad del espacio- tiempo. Transitar, transcender, sublimar, extasiar, irradiar, proferir este imperceptible temblor de lo finito que determina su límite y nos lo hace posible.

En un tiempo en donde la realidad, la naturaleza, e incluso el espíritu del hombre y la percepción que tenemos es excluida, devaluada, disuelta, negada; recluida a presentarse como recuerdo, eco , imagen espectral. Un tiempo en el que lo virtual se presenta acaparando todos los campos y planos a considerar por diversos y antagónicos que estos pudieran ser. Hacen que la realización, la materialización, la llegada de lo presencial a través de la objetivación de una obra de carácter poético - conceptual ayude a conformar una percepción de la dualidad presencia – ausencia en sus campos paradójicos. Invitando a generar un espacio de reflexión, huyendo de la máxima minimalista : “ what you see is what you see “ – lo que ves es lo que (hay) ves -, Frank Stella.

Ahondar en la necesidad de dialogar con lo otro, en los otros , a través de la identidad de la obra en su vertiente objeto – sujeto, se hace una necesidad. Así, en la presente exposición las obras se muestran en su relación sublimada, paradójica. En la dificultad de ser percibidas dentro de un espacio de reclusión – protección ( cajas de cristal ), en donde la presencia y el alejamiento al unísono invitan a reflexionar sobre nuestra propia percepción, de su estatus y de nuestra asunción como espectador – observador . Indagando en las ausencias que toda presencia invoca como llave que nos permita tener una comprensión más adecuada de la obra en sus diversos tránsitos.

“ Ya no somos capaces de afrontar la ausencia “; Piedad Solan

Lo inherente a la obra de arte sea la que sea su tipología, es la negación de la apariencia como límite aunque esta sea la propuesta del artista por paradigmática que parezca. Solamente en su transcender, a través de un sincero dialogar, es posible avanzar.

…” si somos inconformistas con la apariencia, lo seremos con los hechos “. Emilio LLedó

Lo paradójico es una manera de poner en evidencia los límites de la apariencia creando un campo de libertad, de superación, en donde la posibilidad de la visión poética, del pensamiento crítico y analítico se constituyan como márgenes de la aceptación de un hecho o presencia.

.” Ligar, desligar un nudo de correspondencias, un nudo de silencio, un avocarse al abismo. Buscando sus ecos en el olvido, en el ser del hombre, en los márgenes de la memoria, en sus agujeros “.


Antonio de Diego Arias. Artista

FICHA TÉCNICA

TÍTULO
CAMPOS PARADÓJICOS

ARTISTA
ANTONIO DE DIEGO ARIAS

MODALIDAD
PINTURA Y ESCULTURA
DIRECCIÓN Y COMISARIADOFERNANDO BARRIONUEVO
DIRECCIÓN ADJUNTA

ROSA MUÑOZ
DISEÑOrb producciones
LUGAR

MECA Mediterráneo Centro Artístico
Plaza Bendicho 1, 04002-ALMERÍA
Tfno: +34 950 244 431, Móvil: +34 620 938 515
@:
info@artemeca.es; http://www.artemeca.es; http://limitearte.blogspot.com
Horario: de lunes a jueves de 18:00 a 21:00 h.

INAUGURACIÓN
Viernes 16 de abril de 2010

DURACIÓN
Del 16 de abril al 6 de mayo de 2010

COLABORA
FUNDACIÓN UNICAJA
AYUNTAMIENTO DE ALHAMA DE ALMERÍA