Como cada año, ARCO me invita a reflexionar y cuestionarme una serie de dudas acerca de cuál es el camino del arte contemporáneo en España.
Del mismo modo que el año pasado pude pasear por espacios vacíos, este año curiosamente no había ninguno, quizá por avisos previos de no asistencia comunicados a la dirección, quizás porque todos los expositores han participado, quizás porque se han disimulado de manera artística como espacios de paso y ocio. No lo sé y realmente tampoco me interesa mucho ese aspecto. Lo que sí me interesa y me preocupa es que ARCO o ARCOmadrid como ahora pasará a llamarse está tomando el camino de la línea recta sin pensar que allí donde los caminos curvos y sinuosos te puedan llevar pueden ser las próximas paradas obligatorias en el mundo de la creatividad artística porque probablemente allí estén trabajando artistas de máxima categoría. ¿Pero cómo puedo decir ésto sin unirlo obligatoriamente al concepto máximo que en ARCOmadrid importa, es decir el máximo beneficio?
Aunque realmente si algo importante sigue teniendo y manteniendo ARCO hasta ahora es la compresión. El poder pasear tranquilamente alrededor de un elevado número de obras contemporáneas sin necesidad de agenda cultural es fantástico. Pero para mí lo más interesante ha sido en esta edición encontrarme con los artistas de esos caminos sinuosos pero que trabajan duro y mucho, con los gestores de los mismos parajes que también lo hacen y con aquellos que perennes del camino recto a veces piensan que sería deseable desviarse de esa rectitud porque a estas alturas resulta demasiado evidente.
Fernando Barrionuevo
Director de MECA Mediterráneo Centro Arístico
